Pienso.

Pienso que esto es una auténtica y verdadera mierda. Los ánimos aquí no sirven de nada. Si existiera alguien al que mentir, ese soy yo, porque los ánimos a mí no me sirven de nada si no sirven para protegerte de hostias psicológicas.

Cometo errores, lo admito. Pero igual esos errores sí tienen un límite, o no lo tienen. Da igual, el Destino es mentiroso. Tan mentiroso conmigo que nisiquiera me dice si lo tiene o no.

Optaría por el suicidio, pero no sirve de nada si sigues vivo. Vivo para sufrir o muerto para nada. ¿Qué es mejor? ¿Guillotina o cicuta? Da igual. Ambos son auténtica mierda.

Lucho por mi existencia, pero no me sirve sin razón, y aún así, no la tengo. No sé por qué luchar. Guerrero que lucha porque le da. Menuda soplapollez.

¿Sabéis que? Algún día, esto va a acabar con un guardaespaldas que se encargue de quien merece acercarse a mi o no. Alguien que diga si merece que le mande a la mierda o que se venga, dependiendo de lo que yo diga. Así de claro agua.

Por cierto, ya me contaréis qué tal vuestros colegas. A ver si os tratan como dioses y todos os reís de mi existencia por creer que no los tengo. No te jode.